En ocasiones nos lanzamos al amor como quien se lanza al vacío. No miramos la distancia que nos separa del suelo.
Es una desesperada búsqueda sin frenos de un sentimiento
parecido al amor, y al final de tanto buscar nos acabamos perdiendo a nosotros mismos. Y entonces te preguntas, ¿y a dónde quería llegar desde un principio?
Y no vemos que, simplemente deberíamos aprender que no es el amor que sentimos
por alguien el que nos dará las alas, sino que será nuestra capacidad de
querernos a nosotros mismos la que lo consiga. Y porque si algo he aprendido, es que si no te quieres a tí mismo, no puedes querer a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario